Dicen que hay dos tipos de personas: las que atropellan y las que son atropelladas...
Pues bien, yo digo que cuando cae la noche, las posibilidades se multiplican.
Está quien atropella sin querer, quien lo hace a conciencia y quien intenta atropellar.
Quien paga los destrozos, quien los ignora, quien es atropellado y quien se deja atropellar para cobrar la indemnización.
Y todo porque de noche, dicen, todos los gatos son pardos.