Una especie de... Paraíso en el hecho de olvidar a alguien.
Y no hablo de odio, de despecho, de obligación ni de apariencias.
No se trata de decirle a tu mejor amiga que ya lo olvidaste o cuánto lo odias, ni de obligarte a ti mismo a no nombrarlo delante de tus tantos amigos que ya se cansaron de decirte basta. Hasta de prohibirte nombrarlo en tu cabeza.
Todo eso es imposición, obligación. Es conformarte y aceptar las cosas cuando no queda más remedio. Cuando quieres que dejen de doler. Aunque desde ya, te aviso, que seguirá doliendo. A veces por mucho tiempo, tomes las medidas que tomes.