lunes, 26 de noviembre de 2018

27/11/2018: Secretos

La vida es una mierda. Otra persona, otra frase. 
Algo que te marca. 
Con un poco de suerte, que te cambia la vida. Con un poco menos, que te sorprende. 
El lenguaje es algo maravilloso. 
El pensamiento, magia.



Ideas. Ideas. Prejuicios

¿Por qué lloraste? Joder. Porque me encontré, y fui feliz. Y estuve cómoda gracias a vosotros. 
Tal vez parece algo banal, pero joder si es importante. Vaya si me hace bien, y lo necesitaba.

Ahora sé que no soy tan antisocial como pensaba, o aburrida, o borde. He comprendido que sólo puedo ser yo cuando estoy con gente que "me deja" ser yo. Qué triste, ¿verdad?

Yo, precisamente. La independiente. 
La que no necesita de otros... 
Pero la verdad es que lo hago. De una manera un tanto especial. 

Aunque quizás la parte buena es que ahora lo comprendo todo mejor y, bueno. Empiezo a entenderme. O a saber de mí misma, algo más que antes.

Y es aterrador...

Quizás necesite un comienzo limpio, de nuevo. 
Y no quedarme aquí. Y no volver allí. Sino empezar. 

Mi nuevo yo. 
Mi yo, yo.

Qué doloroso es todo a veces. Casi tanto como la canción que estoy escuchando.
Y la vida...

No sé nada. Todo me da miedo. Pero ahora sí creo que lo único que me queda es aprender a convivir conmigo misma. Esta vez por elección, pero también por obligación.

Me da miedo la soledad, ahora lo veo. 
Le tengo pánico a estar conmigo misma. 
Es mi forma de existir. 
Porque cuando soy anónima, en un lugar, sin que nadie sepa de mí, es como si no existiera en el mundo.

Porque cuando estoy con gente, saben mis problemas.
Cuando hablo con mis amigos, los vacío.
Pero saben que sigo viva.

Intento no depender de la gente aunque tenga que camuflarlo. 
Supongo que en cierto modo es la razón por la que escribo tanto, incluso cuando salgo sola.

¿Existimos gracias a las personas?

Sé que, por ejemplo, un día cualquiera que pasa sin que hable con ninguno de mis amigos, probablemente tampoco salga sola de casa, porque al menos así hay alguien a mi alrededor que sabe qué hago. 

Pero estar en un país lejano e irme a hacer cosas, o a visitar sin ponerme en contacto con conocidos, llamar a nadie o hacer nuevos amigos. Eso es algo, literalmente, de otro mundo. Porque si puedo morir, y nadie saberlo en esos momentos, es casi como no existir.

Y, sin embargo, creo que necesitaría tanto esos momentos a solas. Que tener momentos privados, de los que nadie tenga ni idea, es esencial.

¿Pero cuánta gente verdaderamente los tiene? 

Casi todos nuestros momentos son con gente. Amigos, familia, internet, parejas y hasta matrimonios. 

¿No deberían ser momentos sagrados? Secretos que nadie conoce. Con nuestro mejor amigo y la única persona que está y estará con nosotros desde que nacemos hasta que morimos: nosotros mismos. 

Qué gran valor el de la gente que viaja sola, pero de verdad. Que se pierde en una montaña sin contacto alguno.

Yo no soy valiente. Yo no tengo ese coraje, por mucho que alguna gente lo crea. 
Casi no he hecho eso. Quizás me he lanzado a intentarlo algunas veces, un poco, pero nunca he continuado hasta el final. 

Nunca me he permitido esa soledad. 
Cuando estamos solos, en realidad, aprovechamos el tiempo para llamar a algunos o escribir a otros. Y las redes sociales son la forma que tiene esta generación de enviar cartas.

¿Serían las cartas algo más parecido a escribirnos a nosotros mismos o algo más tipo redes sociales o chats?

Sé que para mí eran los primeros. Al igual que los correos electrónicos. Por eso me cuesta continuarlos como una carta para alguien. 
Son más míos, siendo escritos para mí. 
Para la vida.  
Para ser alguien. 
Para entenderme. 
Para atreverme a estar conmigo... 

De vez en cuando...

Qué mierda de vida. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario