¿A qué saben los besos?
Cuando era niña, después
de la tradicional repugnancia que me procuraban los besos con lengua, siempre
me había preguntado si realmente los besos tenían sabor... Cuando veía una
película o leía, siempre me topaba con expresiones del tipo: “era un beso
amargo” o “ese beso sabía a despedida”... ¿Cómo que a despedida?¿Qué sabor era
ese?
Pero hasta que no crecí,
hasta que no besé, o más bien, hasta que no “maduré”, no supe lo que
significaba.
Y era cierto... Cuando
besas a alguien notas su sabor, pero junto a él notas su sentido...su razón de
ser...
Jamás sabrá igual un primer beso que uno que se da con experiencia, tal vez en el segundo o tercer “amor”. Pero igualmente, nunca se podrá comparar un beso pasional, de los que se dan las primeras veces, cuando sientes un amor que puede cruzar todas las barreras, a los besos que se dan tras años de casado, los besos “de compromiso”.
Jamás sabrá igual un primer beso que uno que se da con experiencia, tal vez en el segundo o tercer “amor”. Pero igualmente, nunca se podrá comparar un beso pasional, de los que se dan las primeras veces, cuando sientes un amor que puede cruzar todas las barreras, a los besos que se dan tras años de casado, los besos “de compromiso”.
Nunca será comparable un
beso antes del sexo que un beso después del mismo, ni un beso de reconciliación
o un beso de reencuentro...
Y lo más duro de todo es que se
puede notar el sabor amargo o despersonalizado de un beso... Un beso con sabor
a despedida, a esperanzas perdidas, un beso con tristeza, melancolía o
lágrimas...
Un beso tímido que
pretende ser el inicio de muchos otros...un beso tímido que anhela temeroso un
futuro incierto...
Un beso común, un beso
natural que suele besar a todo el mundo sin ninguna clase de sentimiento...
¿Habéis descubierto ya
los sabores del beso? ¿Los sentimientos que conllevan? Sería necesaria una
ciencia entera para comprenderlos en su totalidad. Una ciencia que tuviera en
cuenta a la persona, tanto física como psicológicamente; la forma, color, olor
y sabor de sus labios; la forma de besar, la duración de sus besos, la posición
de los labios, el lado hacia el que inclinan la cabeza, si besan con los ojos
abiertos o cerrados...
¿Lo habíais pensado
alguna vez?
Pero sí. A día de hoy
puedo decir que he probado besos que sabían a despedida antes de que ni yo
misma hubiera pensado decir adiós; o besos que sabían a esperanzas antes de que
yo la sintiera dentro de mí; o besos sin sentimiento recíproco, con ansia por
parte de uno y con desgana por parte del otro.
De lo que sí estoy
totalmente segura es de que la vida de una persona, su madurez o inocencia, su
experiencia, su felicidad o su dolor, sus etapas, se pueden notar en un beso...
En definitiva, la vida de una persona se puede narrar a través de sus besos...
Los ojos no son el
reflejo del alma, los besos lo son.
 
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