viernes, 10 de enero de 2014

Sobre la luz del día...

Abro los ojos. Veo mi habitación en la que tantas cosas he pasado, en la que tantos momentos se han sucedido, en la que paso la mayor parte de mis días, y tan sólo sonrío.
Me incorporo ligeramente y me desperezo. Veo un pequeño rayo de luz que se cuela por la pequeña franja que queda abierta bajo la persiana. Una diminuta luz, muy débil en realidad, pero suficiente para "encender" toda la estancia. Me sorprendo de cómo algo tan irrelevante puede iluminar una habitación entera. 

Vuelvo a sonreír.

Salgo de la cama, sonriente,
y me estremezco ligeramente cuando mis pies entran en contacto con las frías baldosas del suelo. Pero hasta eso me hace bien hoy.
Voy hacia la ventana y levanto la persiana. Y, ¿sabéis lo que veo? No veo mucha luz, está un poco nublado. Tampoco veo el sol. No hay un mar o un campo delante de mi ventana. Ni siquiera hay un paisaje bonito o una calle. Mi ventana tan sólo da a mi terraza y a la del vecino. 

Pero no es eso lo que me preocupa. Porque aunque esté mirando esa imagen, no es eso lo que veo.

Lo que realmente veo desde mi ventana es el comienzo temprano de un nuevo día. Un día que no está vivido y que quedará guardado en mi memoria, suceda de la forma que suceda. Como en un videojuego, es un nuevo día lleno de posibilidades.
Simplemente sé que hoy va a ser un buen día. No sé porqué. No me ha sucedido nada. No he hablado con nadie. No tengo ningún plan especial.  

En ocasiones es una imagen, un buen despertar, o tan sólo una palabra…los que cambian tu día.

A veces simplemente no podemos sonreír y otras no podemos parar de hacerlo.

Otras veces tan sólo nos despertamos felices, sin saber por qué.

Pero lo cierto es que en la mayoría de los casos la felicidad viene sola, cuando menos lo esperamos, cuando menos pretendíamos encontrarla, cuando menos pensábamos en ella… Tan sólo llega.
Y hoy ha llegado. No por nada ni por nadie. Ha llegado porque he decidido que si he de vivir este nuevo día, y he de recordarlo el resto, prefiero hacerlo porque he vivido algo bueno.
Tú eliges si quieres vivir un nuevo día como el resto, que pase desapercibido, haciendo las mismas cosas, sin prestar atención a nada… O si, por el contrario, quieres percatarte de que salga o no salga el sol, el día va a estar ahí esperando las decisiones que tomes. Y si no las tomas tú, las tomará otro por ti.


Yo ya he hecho mi elección. Feliz día.

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