martes, 28 de julio de 2015

Toma de contacto. Y risas

¿Sabéis? México es un carpe diem extremista. Un ‘vivir al día’ literal. Aquí la gente cambia de trabajo como de ropa (y ya es decir, teniendo en cuenta el clima). Si hoy se dio un buen día, puede que comas caliente. Si mañana te echan, y el próximo trabajo no te da como para pagar la luz, duermes dos días sin ella. A la gente se le olvida pagar las facturas. Literalmente. No porque seas pobre, no porque no te llegue el dinero. Y no pasa nada. Se puede sobrevivir un día sin Internet, dos sin agua, o sin luz, hasta que los pagues. Y nadie se extraña. Y no te cortan los suministros de por vida (ni de por meses). Y no te critican. Y no ocurre nada.

La gente en México (y hablo desde una sola ciudad, por lo que veo, por lo que me cuentan, por lo que descubro), no se preocupa del mañana. Tomorrow is a mistery. Cuando vives aquí entiendes que lo de llevar una vida relajada va mil veces más allá de vivir en un lugar tranquilo y tener equis horas para relajarse, leyendo o viendo la televisión. No. No estamos hablando de eso, porque también llevamos esa vida en España. En Europa. En muchas partes del mundo, supongo.

Se trata de algo tan simple como, DE VERDAD, no tener preocupación alguna por el futuro. No tener preocupación real. No vale con aparentarlo. Con dar sensación de seguridad. Aquí la seguridad es algo que no existe. Y no hablo de seguridad física, de que te roben o te violen. Hablo de seguridad a nivel personal. Ni siquiera los más ricos, los más triunfadores, pueden estar seguros de tener luz en su casa para esta semana, o de poder hacer un viaje para la siguiente. Y se vive bien. No tiene nada de malo vivir inseguro. Porque es en esa inseguridad en la que se encuentra la verdadera certeza de paz. De despreocupaciones. De auténtica vida propia, y no condicionada a empresas públicas, a trabajos que te encadenan y esclavizan, o a una persona (o varias).

Y claro que puede traer consecuencias malas. Claro que hay gente pidiendo. Claro que hay pobreza. Mucha mucha pobreza. Hay una separación de clases horrenda. Pero, ¿sabéis cuál es la verdadera diferencia? Aquí la gente es feliz. Pero feliz de verdad. Feliz de corazón. Es felicidad real. De la que se siente, se ve y se palpa. Y no de la que se aparenta. No de la que publicas en Facebook y sufres esperando los ‘Me gusta’. No. Sinceramente, y en el poco tiempo que llevo aquí, me he dado cuenta de que no conocemos la felicidad verdadera. No sabemos cómo es ni cómo se expresa.

Pero aquí lo ves. ¿Y sabéis qué es lo que se ve también? El amor. Que mezclado con esa felicidad provoca una reacción explosiva que te hace sonreír mientras paseas por cualquier calle. Y yo que pensé que sufriría viendo todos los días a gente pidiendo en la calle, a gente muriéndose de hambre junto a hoteles de lujo. Junto a extranjeros acomodados. Casi como nosotros. Y lo sé. Y es muy fácil decir todo esto desde un salón con aire acondicionado, con la piscina a diez metros. Lo sé. Y casi paso vergüenza cada vez que salgo del edificio. Pero al menos creo que trato de ser lo más objetiva posible, y de demostrar una realidad que no todos quieren ver. Así que mientras haya una sola persona a la que estas historias le calen, aunque sólo sea un poco, sabré que ha merecido la pena.

Porque Cancún es mucho más que playa y fiestas, que lujos y extranjeros (aunque es cierto que puedes vivir a la perfección en esa zona de confort, si es a lo que vienes, como muchos otros). Y porque los mexicanos tienen mucho más que enseñarnos que el idioma y las palabras ‘especiales’.

Aunque en este momento no sé quién está aprendiendo más de quién, porque estamos en el sofá con una mujer limpiando, un señor colocando persianas (cortinas), otro arreglando el boiler (termo), y entre nuestros gritos, el estrés y los extranjerismos, se lo están pasando mejor que si estuviesen viendo un reality show. Aunque visto lo visto, tal vez debiésemos hacer uno en casa, con una cámara puesta 24 horas en el salón. El problema es que ellos trabajan, y nosotros pagamos.

2 comentarios:

  1. Sólo puedo decir que le recomendaría a todo el mundo pasarse por tu blog y leerte de vez en cuando porque tu visión del mundo en general y de la vida en Cancún en particular es muy interesante, amena y, en ocasiones, divertida.

    Sólo añadir: ¡Sigue así!

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    1. ¡Gracias! Por leerme y por la parte que me toca. Espero no defraudar ;-)

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