Hay un momento en tu vida en el
que todo importa. Todo hace falta. Todo es necesario. Nada te sobra. En el que
cuando tu madre hace limpieza en tu cuarto, y te manda tirar viejos juguetes y
trastos, cada despedida te hace llorar. No se pueden tirar ciertas cosas. No se
puede vivir sin tales otras.
Pero si eres afortunado, si te
toca vivir algunas experiencias, tu perspectiva, tu percepción de la realidad
se distorsiona enormemente.
Cuando te vas te das cuenta de
que nada importa.