domingo, 18 de marzo de 2018

Duéleme

Quiero que me duelas cuando no estés, y no cuando me vea reflejada en tus ojos.
Cuando te vea llorar, y no cuando consiga hacerte reír.
Quiero que me duelas, sobre todo, cuando yo también te duela a ti.

Duéleme cuando te enfade, te grite o te saque de quicio.
Duéleme cuando ni tú te soportes, y sin embargo yo sea capaz de hacerlo.
Duéleme, por favor, cuando me necesites y yo no pueda estar ahí; pero no me duelas cuando me odies.

No quiero que me duelas cuando sienta que te haya perdido, sino cada vez que discutamos.
No me duelas cuando ya no pueda más de rabia, sino cuando sienta que te he herido.
Y por favor, no me duelas cuando me dices la verdad, cuando me hablas con claridad, duéleme cuando la realidad de una mentira sea tan palpable y evidente que todo lo demás se sienta perdido, acabado.

Porque mientras me duelas, y haya remedio, solo podremos dolernos menos, y querernos más.
Porque si me dueles lo suficiente, significará que me importas más de lo que creía. 
Y porque si no me dueles, nunca, hasta que te pierda. 
Hasta que sienta que todo queme por dentro porque ya no haya otra solución. 
Si solo me dueles entonces, amor, daré por hecho que el dolor de la pérdida, y de la ausencia, fueron más fuertes de lo que nunca fue... Lo que sentía por ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario