martes, 22 de julio de 2014

La daga de la hostilidad

Cuando eres tocado por la daga de la imprudencia y la hostilidad no hay ángel ni demonio que valgan. Tu única ley de vida es esa daga. Es tal la imprudencia que ni tan siquiera merece elevarse a la categoría de "ley", porque no se rige por unas normas.

Simplemente aparece. Llega. La sueltas. Se va. Y te arrepientes.

Entonces la frase "el fin justifica los medios", se convierte en "los medios justifican el fin".

viernes, 18 de julio de 2014

Recuerda los silencios incómodos

Y llega un momento en el que todo cambia. Tus amigos, los de antes, ya no son los mismos. 
Parece que tu vida se agotó para ellos, que ya lo saben todo de ti. Pero lo que se agotó fue la conversación. Lo que se agotaron fueron las ganas de contar historias. 

Y en ese momento sabes que nunca volverá a ser igual. Las noches de fiesta se acabaron. Las noches de risas, de perversiones. Los días improvisados. Los planes inesperados…

No sé lo que es pero siempre está ahí

No sé lo que es pero está ahí.  
No sé qué es pero siempre aparece al final del día.  
No sé si es un sentimiento, una sensación, un recuerdo o simplemente mi subconsciente,  pero siempre está ahí. No hay forma de pararlo.

Me hace sentir cosas que no quiero sentir. Pensar en cosas en las que no quiero pensar. Hacer cosas que no quiero hacer.  Pero está siempre ahí, conmigo. Y no hay forma de pararlo.

martes, 1 de julio de 2014

La perfecta actuación

Cuando Erika se despertó eran aún las cinco de la mañana. Apenas había pegado ojo. Su audición no le había permitido hacerlo. Estaba realmente nerviosa, sabía que la de hoy sería la prueba de fuego, la prueba en la que descubriría si estaba hecha para esto.
El sueño de Erika siempre había sido ser actriz. Cuando era pequeña y las niñas de su edad jugaban con muñecas, ella jugaba a “los cines”, intentando imitar escenas de películas que ella había visto con sus padres. Y no lo hacía nada mal. Su madre solía decirlo: ella podía interpretar a cualquier actriz que se propusiera. Pero Erika sabía que su fuerte no era fingir emociones;