lunes, 30 de enero de 2023

Cuántas corazones rotos se pueden soportar

 ¿A dónde van a parar los recuerdos perdidos?


¿Dónde se guardan los momentos compartidos con alguien?

Incluso después de que ese alguien haya desaparecido.


Para qué sirve darlo todo,

para perderlo de nuevo.


Para qué sirve crear tanto, para luego volverse a destruir...

Para qué aprender a estar con alguien

para volver a tener que desaprender.

Para qué acostumbrarse a compartir tiempo,

para que cueste el doble acostumbrarse a no hacerlo. 

De nuevo. 


Cuántas veces tenemos que destrozarnos el corazón y el alma,

hasta admitirnos que quizás no merece la pena seguir haciéndolo.

No merecen la pena segundos, minutos, horas,

días, semanas, meses,

de bienestar y "felicidad completa" con alguien más,

por todos los meses de dolor que le siguen. 

O que se suceden a la par.


A cuánta gente vamos a replicar,

buscar,

asociar,

recrear.

A cuántas personas vamos a darle nuestra alma,

energía, tiempo, felicidad.

A cuántas vamos a regalarle el poder para destrozarnos.

Hasta entender que quizás solo deberíamos dárnoslos a nosotros mismos.


Cuántas oportunidades vamos a dar,

cuántos perdones vamos a aceptar,

cuántas veces vamos a permitir que jueguen con nosotros,

que nos usen,

que nos rompan.

Cuántas veces nos vamos a dejar usar,

pedir perdonar,

esperar manipular,

hasta entender que la única disculpa y perdón aceptables los tenemos con nosotros mismos. 


Cuántas veces vamos a empezar de cero.

Y de uno

y de dos

y de tres.

Cuántas etapas de nuestras vidas vamos a convertir en tabúes.

Cuántas carpetas de fotos ocultas y escondidas vamos a acumular durante años. 

Para no tocar jamás.

Para abrir con miedo.

Para echarse a temblar. 


De verdad, a cuánta gente vamos a dejar entrar.


Cuántas noches de pesadilla vamos a revivir,

a acumular,

a temer,

a recordar.


Qué porcentaje de nuestra vida vamos a doler.

Cuánto vamos a añorar.

Cuánto a idealizar.

Y cuánto vamos a dedicar a vivir en recuerdos.

A sentir que toda memoria era mejor

que el tiempo presente que estamos malgastando a la par que recordamos.


Cuántos 'hubieran sido y no fueron',

cuántos 'casi',

cuántos 'y si'.

Cuántas historias sin final,

saludos sin despedida,

capítulos sin cerrar.

Cuánta frustración,

desesperación,

dolor,

agotamiento.

Cuánto sufrimiento guardado,

amontonado y acumulado.


Cuántas veces necesitamos explotar.


Cuántos llantos contenidos,

y cuántas lágrimas que no consiguen salir.

Cuánta felicidad enmascarada,

y mentiras pintadas con alegría.

Cuánto dolor ahogado,

y cuánta tristeza llena de risas.


Cuánta envidia,

cuántos celos,

cuánta pena,

cuántos sentimientos...


Cuántos corazones rotos podemos realmente soportar.

Y cuántos más estamos dispuestos a hacerlo.









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