Hoy fui a nuestro rincón favorito del parque.
A nuestro lugar. Literalmente donde nos conocimos.
Donde todo empezó.
No podía dejar de pensar que todo había pasado tan rápido,
y a la vez durado tan poco.
Pero siendo mucho.
Empezado y terminado tan fugazmente,
como un suspiro,
en el tiempo entre que se aspira el aire
y se deja salir de nuevo, emitiendo un sonido.
Casi tengo que salir de allí llorando.
Del parque.
Y cuando volví a caminar alrededor,
sin siquiera pasar por el mismo lugar,
las lágrimas corrieron sin control.
Echo tanto de menos el tiempo contigo.
Los recuerdos de aquella primavera
y aquel principio de verano
son tan lejanos
como un sueño
de ayer.
Quién de nosotros pensaría alguna vez que llegaría tan lejos.
Quién creería que terminaría así.
No miento si digo que no creo haber vivido tantas historias increíbles, en tan poco tiempo, con nadie más.
Aún no había podido tocar el cenicero del balcón,
y peor aun fue hacerlo viendo que tu último cigarrillo sin terminar seguía ahí,
a la espera,
como yo,
como tú,
como nosotros,
siempre.
O eso creíamos.
La casa está inundada en polvo.
Aún no saqué las fuerzas para limpiar tus últimas huellas.
Las cosas que compramos juntos, escondidas.
No quería lavar la ropa,
ni las sábanas,
para no perder el rastro de tu último olor.
La mitad de los armarios siguen vacíos:
soy incapaz de mover mi ropa
para ocupar los espacios
que le pertenecían a la tuya.
Y es que no puedo ni cocinar.
Es imposible.
Nuestros mejores momentos están guardados en nuestras comidas.
Cocinar juntos,
complementándonos el uno al otro,
reír,
ayudarnos y molestarnos a la vez mientras lo hacíamos,
sentarnos a la mesa,
acercarnos,
disfrutar,
mirarnos,
besarnos entre medias,
desconectar del mundo.
Nuestro momento de paz.
No hay plato que no me recuerde a ti, y me haga explotar en llanto.
Eran nuestros. Para nosotros. Yo no puedo hacerlo solo para mí.
Ni disfrutarlo sola.
Lo peor de todo es quedarse sabiendo
que no podía ni pude llegar a ser lo que tú querías que fuera.
Lo que necesitabas.
Y ahora estoy aquí,
yo,
sola de nuevo.
Sin poder llegar a ser ni lo que yo quería ser...
He olvidado el propósito.
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario