¿Los traumas alguna vez se pasan de verdad?
Eso es lo que yo verdaderamente me pregunto ahora.
¿Se llegan a pasar los traumas?
“Escribo de lo viajado. No soy un inventor. No hablo de mundos imaginarios ni tampoco del mío propio. Describo el mundo real, el que está ahí, tal como lo he visto." - Ryszard Kapucinski -
¿Los traumas alguna vez se pasan de verdad?
Eso es lo que yo verdaderamente me pregunto ahora.
¿Se llegan a pasar los traumas?
A veces me pregunto qué he hecho con mi vida.
O de ella.
Y no me refiero al típico y eterno dilema estudios-carrera-trabajo-dinero.
Ese que creemos/nos hacen creer que es nuestra vida entera.
Ese que es responsable de la mayor parte de nuestras crisis existenciales,
mientras todo lo demás nos pasa por delante.
No. Me refiero a la vida. Real. Y a todo lo que conlleva.
A toda la gente que he conocido y dejado atrás.
A todas las personas que alguna vez significaron algo,
y a las que dejaron de significar.
A las que me marcaron. A las que me hicieron doler.
A las que yo dejé marcadas, y a las que hice daño.
Hay una cosa muy importante en el "amor" de la que no se habla.
Se habla de amar por encima de todo,
de que el amor todo lo puede,
de que las relaciones requieren sacrificio y siempre ambos están dispuestos a hacerlos (ja!).
A dar, a dar y a dar, sin esperar recibir nada a cambio,
porque en el mundo ideal de las relaciones románticas,
las que vemos en películas y series,
oímos en canciones y leemos en libros,
o nos cuentan en leyendas,
ambos dan y dan y dan.
Y, cuando no lo hacen, con una simple conversación de un par de frases, se llega a un acuerdo, y todo cambia.
Imaginaos si la gente cambiara realmente tras apenas un intercambio de unas cuantas frases
¿A dónde van a parar los recuerdos perdidos?
¿Dónde se guardan los momentos compartidos con alguien?
Incluso después de que ese alguien haya desaparecido.
Para qué sirve darlo todo,
para perderlo de nuevo.
Para qué sirve crear tanto, para luego volverse a destruir...
Y ahora estoy aquí,
sentada en el suelo,
donde tantas veces estuve,
donde tanto pasé
y donde tanto te hice pasar.
Y me doy cuenta de que nunca llegamos a aquel invierno soñado.
A aquel del que tanto hablamos.
Que al final estaba todo lleno de promesas vacías.
Como siempre...
Como todo...
Hoy fui a nuestro rincón favorito del parque.
A nuestro lugar. Literalmente donde nos conocimos.
Donde todo empezó.